A finales de junio las flores que antes veíamos en la viña comienzan a dar pequeños frutos ahora muy verdes y evidentes ya, cargados de clorofila.   

La vid debe limpiarse de “vástagos”, que son los tallos nuevos que brotan a su pie y cuando la planta está muy cargada de racimos, se lleva a cabo lo que se llama “vendimia en verde o aclareo”, trabajo en el cual se elimina parte de ellos para controlar el rendimiento de la planta.

La vid se pone al servicio del fruto para que poco a poco vaya creciendo durante el verano; y durante julio y agosto se producirá la verdadera explosión de vida.